Fiesta Suprema: debut regulero, futuro prometedor.


¿Juntar a tres YouTubers de éxito a hacer un programa en la televisión pública? Suena bien ¿no? Quizá en un principio sí, pero veámoslo de otra forma:  ¿Keith Richards tocando El Concierto de Aranjuez? Convence menos.  Embotellar a estos elementos en el medio de lo políticamente correcto ha causado en mi una primera impresión contradictoria: son sus caras, pero no son ellos. Bueno, mejor dicho: es su cara, pero no es él. Me ha parecido que estaba fuera de lugar, y eso que lo he visto desde mi PC. Me refiero a Loulogio. Aunque era evidente que muchos de sus vídeos no podrían emitirse en TVE, no ya sólo por el contenido, si no porque muchas veces lo que tiene gracia en los portales no lo tiene en la tele. En internet nos sentimos más dueños, a la vez que más exclusivos. La tele nos da una sensación de mainstream de la que muchos huimos, aunque luego nos creamos undergroud viendo un vídeo que han visto muchas más personas que las que sintonizan cualquier canal en prime time. Pero es la gracia del encuentro fortuito, el camino iniciático de la búsqueda online. 

Lo sé, es el primer programa. El formato está por pulirse, y a medida que ruede tendrán más "bromas privadas" y nos acostumbraremos a interactuar como ellos quieren. Seguramente, si dura, en un mes ya veremos colaboraciones y eventos creados enteramente por sus fans. Lo que no termino de entender es el afán de La 2 por meter "cultura" en todos y cada uno de sus espacios. ¿Acaso un buen programa, bien realizado, no es ya en si mismo un espacio digno de emitirse en una tele pública? Porque si la respuesta es no, también deberíamos cerrar la puerta al cine. Pero si dijéramos que sí, ya deberían empezar a quitar ese elemento, y hacer un programa puramente humorístico, como en su día fue Muchachada Nui, del que uno de sus miembros ha pasado por esa turmix educativa para hacer Torres y Reyes, en el que no brilla en absoluto y parece todo el rato como fuera de lugar. 

No vamos a acuchillarlo entero. Ha habido momentos ingeniosos, como la conversación whatsappera entre Bukowski y Lovecraft, o secciones que prometen dar muchísimo juego, como la propuesta de convertir vídeos marginales y desconocidos de YouTube en fenómenos virales, invitando a la gente a que vote su favorito de tres. 

Ante la pregunta "¿verás la siguiente entrega?" respondería un "sí." Pero hay que cambiar algunos roles y piezas. Muchos chistes han quedado ligeramente ridículos, y no porque buscaran la vergüenza ajena o el posthumorismo, si no por que no los cuente el tercio adecuado del programa, incluso por tener demasiada pretensión de hacer gracia. No hay cosa peor para el humor que hacerse el gracioso.

Reconozco que ellos tienen talento, y que gran parte de la dificultad es meterse en el terreno que les exige la tele. Aunque ellos probablemente "hagan lo que les de la gana", siempre tendrán que ceñirse a un modelo más ajustado que en YouTube, lugar sin leyes ni fronteras, padre del humor más absurdo y genial, por puro fresco y poco pretencioso. Ahí está la clave, cuando se desaten de sus cadenas (si les dejan) y sus gags provoquen que el público tradicional de TV apague la tele, entonces triunfarán, serán Trending Topic y marcarán escuela. Como en su día hicieron "los chanantes".



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