Diamond Flash. Superhéroes fuera de campo y calidad low cost.


Magical Girl ha sido una de las películas españolas del año. Todos hemos sucumbido a sus encantos. Pero antes de arrasar en festivales y colgarse premios, Carlos Vermut debutó con una película de poco presupuesto. Un auténtico do it yourself que dirigió, montó y fotografió, para dejarmos ver, sin exhibicionismos, todas sus habilidades creativas.


Esta es una de esas películas en las que es difícil hablar sin destripar. Pero nuestro objetivo es que tras leer la reseña tengáis hambre de ella, por lo que el esfuerzo merecerá la pena. 

Nos encontramos ante la historia coral de cinco mujeres con sus conflictos: una se enfrenta al secuestro de su hija, otra se enfrenta a su pasado, otra se enamora de un completo desconocido, otra lucha por guardar sus secretos y otra querrá simplemente que alguien la haga reír. Lo único que las une es un extraño superhéroe enmascarado: Diamond Flash.


Una de las sorpresas más inmediatas es el cuidado esteticismo de lo cotidiano. Pese a transcurrir en entornos familiares -casas, hospitales, un hostal...- logra construir un universo particular de belleza pop. Y para ser un debut -pecadores del exceso- sorprende el empaque de cada encuadre y la forma de aguantar los plano, el cuidado detalle minimalista del sonido -añadiendo un reloj, un grifo que gotea- para que la experiencia artificiosa de la belleza cinematográfica sea a su vez muy real.


La historia recurre a cuatro episodios separados por intertítulos, que nos brindarán diferentes líneas argumentales independientes que finalmente conectarán. El ocultamiento hábil de ciertos datos y el uso de sutilezas en la imagen -que sólo advertirán los más rápidos- se convierten en ese juego divertido que es el cine cuando se respeta al espectador como ente activo. Carlos Vermut afina a la perfección el juego con el punto de vista, lo que estará fuera de campo y lo que no, la elección lógica y muy consciente de lo que será explícito o implícito. Creando así expectativas con lo oculto e incluso ciertos chistes sutiles -una de las escenas más crudas es, en el fondo, un chiste de pedos- partiendo de lo que ya te ha dado. Ese gusto por el contraste que roza lo incómodo y el dominio del punto de vista se ve en Don Pepe Popi, corto que hizo para Venga Monjas. Y que adoramos. 


Todo su amor por la cultura popular no es casual. Vermut viene del cómic, y se nota. No ya en la temática, que es una mera excusa para hablar de ciertos temas -la violencia, la identidad, la fragilidad de los recuerdos- y construir peripecias, sino en elementos formales. Tras escenas intensas se colocan cortes a negro, que sirven de respiro y que recuerdan al acto de pasar la página de un tebeo. Por tanto es bastante lógico que la película empiece con las páginas de un cómic en primer plano.


En el ámbito de la distribución la consideran "película rompedora" por el hecho de haberse estrenado en streaming. Resultará rompedora a la misma gente que sigue considerando internet como el diablo y sigue llamando a un ordenador "nuevas tecnologías". Más que rompedora, es lógica en una sociedad que demanda contenidos (legales) online y se le niegan por sistema. Se realizó con la financiación del propio director, que la rodó con una cámara de fotos y la montó en un ordenador personal, demostrando lo consabido: puedes editar y grabar con las mismas herramientas que las grandes producciones. Debido al presupuesto ajustado se rodeó de actores no profesionales. Exceptuando a iconos del underground como Miguel Noguera o Javier Botet. Dos fenómenos que brillan en sus escasos minutos.



Diamond Flash nos resuelve la esencia, las tramas, los personajes; pero nunca nos dirá si los superhéroes, la magia o la clarividencia existen. Vuelve cotidianos ciertos arquetipos como el oráculo, el héroe enmascarado y las brujas, para entremezclarlos en un drama que roza la acción, el misterio y la comedia. Carlos Vermut usa una estética amable para narrar acontecimientos brutales, y encuentra en esa fricción la chispa de un cine sorprendente, gratificante y extremo a nivel emocional.


¿TODAVÍA NO LA HAS VISTO?
 ¡CORRE! 
O CARLOS VERMUT TIRARÁ 
"LA MAGIA"


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