Cinco razones para vivir un domingo Z con Karate a Muerte en Torremolinos.



Para que no nos consideren elitistas culturetas o cinéfilos gafapastas, y para demostrar que nos interesan todas las vertientes del séptimo arte en un impulso terriblemente cinéfago, hemos elegido la cinta que la revista fotogramas calificó como "La peor película estrenada en una sala española". Eso es mucho decir, y bajo el punto de vista del abajo firmante cualquier película de, por ejemplo Isabel Coixet, merece más ese titular. Aunque sea solamente por la pretenciosidad "intelectualoide" o "artie", ese querer ser y no llegar, frente a la total sinceridad de Karate a Muerte en Torremolinos (Pedro Temboury, 2003) que nunca nos intenta engañar, y nos recuerda cada segundo que esto es cine juvenil sin presupuesto, con el único ánimo de hacernos pasar un buen rato, aunque sea riéndonos de la propia realización y sensación de cutrez. Por eso queremos que os preparéis un buen plato de macarrones y os pongáis frente al ordenador (la podéis encontrar íntegra en Youtube) a disfrutar como enanos de una bizarría sin parangón en este país de aspirantes pedantones a Godardes y Truffauts que tanto agradan a los críticos, a pesar de que es un insulto comparar toda esa clase de modernillos con dos grandiosos iconos del cine europeo. ¿Las cinco razones? Sí, disculpen... Es que me caliento. Ahí van:

1.- ¡Vírgenes adolescentes! ¡Peleas de Kárate! ¡Increíbles monstruos marinos! ¡Terribles marcianos! ¡Acción a raudales! Para que una buena peli de serie z funcione tiene que tener buena materia prima. Y Karate a Muerte en Torremolinos la tiene. Cumple con todo esto y mucho más: surfistas católicos, expertos en ciencias ocultas, matones a sueldo, ninjas zombies, maldiciones... Es una auténtica factoría de sueños (puede que soñados por una mente enfermiza) que nos hará pasar setenta y nueve minutos de pura evasión y ficción, revisando todos los géneros y recurriendo a tópicos explotadísimos, pero con la óptica esencial y fundamental del entorno: esto ya no pasa en Texas, esto pasa en uno de los sitios más turísticos de nuestra costa mediterránea. 

2.- Troma a la española. Si antes hemos ennumerado los ingredientes de la receta, éste podría ser el nombre del plato. La peli de Temboury haría las delicias de Lloyd Kaufman, fundador de Troma, la productora estadounidense especializada en Serie Z, creadora de una auténtica mitología bizarra como El Vengador Tóxico o Los Surfistas Nazis Deben Morir

Paul Lapidus en pleno
éxtasis dramático.
3.- El Doctor Malvedades. El maluto que quiere despertar a la bestia marina es todo carisma. No sabemos si el actor, Paul Lapidus, creía que ese sería el papel de su vida, pero desde luego se mete de lleno en la interpretación. No deja de sorprendernos escena tras escena, con su pasión maliciosa por destruir la tierra y sacrificar a adolescentes recién folladas. 

4.- El cameo de Jess Franco. Nuestro director maldito más admirado en el extranjero. Realizador de innumerables películas eróticas, de vampiros, de hombres lobo y zombies. Entre los actores a su cargo ha estado, por poner un ejemplo que pruebe su grandeza, Christopher Lee. Y tras las cámaras formo parte del equipo de Orson Welles, que lo eligió expresamente para trabajar como director de segunda unidad en Campanadas a Media Noche. Pero aquí su colaboración es vacilona y desenfadada, encarnando al espíritu del señor Miyagui, mentor desde el más allá al servicio de los surfistas católicos que luchan contra el mal. Todo un retrato vivo de nuestro ya fallecido genio underground. 

5.- Una película hecha con los amigos y cuatro duros. A pesar de que seguramente costara mucho trabajo (y muy poco dinero), se nota que la ambición del director era disfrutar del proceso. El buen ambiente creado por el amor hacia lo que se hace,  nos da ganas de traspasar la pantalla y pedir un papel o un puesto técnico, tan sólo para descubrir todas las bromas y anécdotas que tubo que haber en las semanas de rodaje. Un deseo que no consiguen demasiadas películas que se suponen mejores. 

Antes de despedirnos os remataremos la invitación con los galardones y premios conseguidos por el equipo de Pedro Temboury en los premios Godoy (a las peores películas nacionales):

-Peor dirección artística
-Peores efectos especiales
-Peor vestuario
-Peor peluquería y maquillaje.

¿Cómo os la podéis perder? ¿Nunca habéis visto algo "tan cutre que mola"? Pues eso. Hasta las próximas cinco razones domingueras ¡Y cuidado con Jocántaro!



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