Her. El día que Spike Jonze mezcló a Siri con HAL 9000.



Her, la nueva película de Spike Jonze, nos plantea una comedia romántica con un importante interrogante ¿Qué pasaría si un usuario de un sistema operativo con inteligencia artificial se enamorará de él? Más bien de Ella, como reza el título. La premisa podría asegurarnos comedia, y la encontraremos, pero encontraremos mucho más. Una estética, varias reflexiones, una cosmovisión del futuro tecnológico y un hermoso romance sin caer en excesivas cursilerías. Todo un logro para un género tan destrozado. 

Nos encontramos ante un tipo de película interiorista, casi minimalista, fundamentada en el mundo interior de los dos protagonistas. Con la particularidad de que uno de ellos es un ordenador. Aunque bastante humano, con una inteligencia tan elevada que puede llegar a albergar sentimientos, o puede imaginar e informarse sobre los que se deben de sentir ante algunas situaciones. Acción no hay, aventuras tampoco, pero afortunadamente no es un culebrón excesivamente dialogado para aburrir a los que no buscamos frases vacías. La trama está bien construida, sobre una premisa original y verosímil -aunque en su propuesta no lo parezca- y unos personajes a los que parecemos conocer de toda la vida. Sin caer en clichés, nos meten de lleno en sus sentimientos hacia el resto de humanos, hacia la vida, hacia el mundo exterior. Muchas veces, como ya he dicho, sin necesidad de verbalizar, transmitiendo lo que se puede llegar a transmitir con el trabajo de los actores, un movimiento de cámara y un encuadre, que muchas veces es más que las torpes frases que se puedan escribir. Una imagen vale más que mil palabras, comentan por ahí. 

Esto nos lleva a meternos de lleno en el rico aspecto visual, que sin menospreciar el fantástico guión, es uno de sus atractivos más inmediatos. Se nos plantea un futuro "de diseño", tan minimalista, lustrado y aséptico como una tienda Apple. Colorista y alegre, a veces cercano a un uso cromático pop, precisamente al estilo de Kubrick en algunas de sus escenas, pero quitando todo lo sobrante de aquellas formas sinuosas setenteras para describir esqueletos estilizados, luminosos y muy agradables de contemplar. Así mismo pasa con los exteriores de Los Ángeles, llenos de edificios que parecen naturalizados y mimetizados, de aspecto biológico, como si hubiera sido la tierra la que los hubiera elevado. Todo captado con la fotografía de la nueva era, de esa que hay que ver en el cine para percibir sus millones de colores y su esplendorosa luz. La planificación es efectiva, bastante clásica en concepto, pero con una tendencia a mostrarnos los rostros del protagonista sobredimensionado, y con un foco cortísimo de profundizad, exagerando así -para bien- los momentos emotivos que, a ritmo de música y sin palabras, nos llegan a tocar la fibra. Al fin y al cabo estamos asistiendo a las introspecciones de los personajes, sin conocer su pensamiento exacto, haciendo nuestras sus sensaciones, por lo que puede ser hasta dolorosamente eficaz tal recurso. 

Ella es la nieta de Siri, el lado amable de HAL 9000, un sistema capaz de leer en menos de un segundo cien veces más de los libros que pudiera leer un superdotado en toda una vida. Ayuda al protagonista en su profesión, que es bastante extraña: escribe cartas cariñosas por encargo. Ha escrito correspondencias de amor durante años en nombre de sus clientes, no es de extrañar que enamorara a su mujer, también escritora. Con la que está en proceso de separación; él se encerró en si mismo, le costaba decir todo lo que sentía en el día a día, así que su esposa no aguantó al lado de una persona monótona y fría. Veremos que eso es mentira, que sigue enamorado de ella, que vive en sus recuerdos. Hasta que se cuela en su corazón esta Siri particular. Su mundo entre máquinas toma sentido, Ella le entiende a la perfección, le organiza tareas, incluso le conduce al éxito profesional. Y siempre hay un pero, pero no lo desvelaremos aquí. Queremos que la gente entre en las salas y la vea.

Si Ella hubiera sido una persona, quizá no hablaríamos de comedia. Ese es un detalle maravilloso, porque precisamente las situaciones dolorosas tienen gracia por lo ridícula que nos parece la situación. Aunque eso no nos aleja de la historia, llegamos a comprender que se amen. Y nos veremos en el apretón de reir o llorar, porque las situaciones son graciosas para nosotros, pero los personajes sufren. Y mucho. Y no está disimulado su dolor. Habrá ocasiones que las risas y las lágrimas se junten, habrá gente que sólo reirá, habrá gente que sólo llorará, y una mínima parte del público que se aburrirá. Porque hay que decir que no es una película al uso, es una película de trato pausado, de degustación calmada a la que hay que seguir el juego. Las personas que no entiendan sus reglas se aburrirán mucho, pero es muy difícil no convertirse en esclavo de su seducción. 

Como detalle curioso, el bot cuenta con la voz de Scarlett Johansson. Pero no comentaremos nada de los actores, gracias a la manía del doblaje en gran parte de las salas de nuestro país. Maldición que nos hace perdernos el trabajo de actuación y de sonido, despreciando y tirando por tierra el trabajo de muchos profesionales que se dejan la piel con cada peli. Una lástima a la que ya nos referimos en su día aquí .

El único "pero" que podemos sacar es que quizá se podía haber resuelto en menos tiempo. Pero a medida que pasan los días desde que la visioné me arrepiento más del apunte, porque precisamente la falta de prisas es la que hace de esta película una experiencia agradable, fina y bonita. En un mundo que banaliza los sentimientos y que siempre tiene prisa.


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